lunes, 23 de julio de 2007

Matemáticas en economía

Un empresario quiere aumentar un 10 por ciento los precios y le pregunta a un economista qué podría pasar. Si la respuesta es que las ventas caerán, el empresario se preguntará, con razón, para qué se ha pasado este tipo diez años en la universidad. Lo que nuestro astuto empresario quiere saber es si la caida en las ventas será mayor o menor que el 10 por ciento, porque eso es lo que determinará si la facturación disminuirá o aumentará respectivamente.


En economía, para ir más allá de las obviedades hay que cuantificar, y ya decía Leibniz que las matemáticas son el arte de echar cuentas.

Al fin y al cabo, el número e no es más que un cálculo de interés compuesto; los números negativos aparecen porque a Brahmagupta se le ocurre pensar que una deuda no es más que el reflejo especular de una fortuna, y con las deudas aparece el número cero: porque una fortuna de cuatro más una deuda de cuatro tiene que ser un número que no representa ni una deuda ni una fortuna: resulta que la primera extensión verdaderamente revolucionaria de la aritmética a una nueva clase de números se halla asociada a un razonamiento económico; cuando Al-Khwarizmi idea una algoritmo para resolver ecuaciones de segundo orden, está pensando en maneras de calcular impuestos a la propiedad.

En realidad, cuando uno lo piensa, lo extraño no es que la economía se haya matematizado sino que durante un cierto periodo evolucionase sin demasiadas matemáticas; sobre todo teniendo en cuenta que las matemáticas mismas han obtenido buena parte de su motivación de la economía.

Y, sin embargo, lo del exceso de matemáticas en economía es una queja recurrente.

Incluso economistas tan respetables como Paul Krugman (1) opinan que la economía produce muchas investigaciones abstrusas con poca sustancia económica detrás. Yo, sin embargo, me quedo con Jean-Michel Grandmont que dijo en alguna ocasión que si usábamos modelos para entender el mundo, más nos valía que entendiéramos bien esos modelos; lo que nos lleva, inevitablemente, a alguna de esas investigaciones abstrusas que tanto espantan a algunos.

En lo que a mí concierne, me encantan las investigaciones abstrusas —mi propia tesis doctoral no puede ser más abstrusa: algo sobre "programación dinámica con retornos no acotados"— y eso no quita que mi interés último haya sido siempre la economía. Por lo demás ya decía Schumpeter que “la economía no puede ser la única, entre todas las ramas del conocimiento humano, que se limite exclusivamente a aquello que el profano puede entender con facilidad”.

Pero en este blog intentaremos pasar por alto las matemáticas y discutir sólo las ideas. Creo que hay muchas cosas fascinantes que se pueden descubrir, y mucha diversión, antes de llegar a los detalles técnicos; y el que no se lo crea, que se lea el libro del economista camuflado de Tim Harford (2).

(1) Paul Krugman, Peddling Prosperity, Norton, 1995. Traducido como: Vendiendo prosperidad, Ariel, 1994.

(2) Tim Harford, The Undercover Economist, Little, Brown, 2006. Traducido como: El economista camuflado: La economía de las pequeñas cosas, Ediciones Temas de Hoy, 2007.

martes, 3 de julio de 2007

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lunes, 2 de julio de 2007

Enlaces

Esta es la colección de enlaces de nuestro blog. Casi todos refieren a sitios donde se puede leer sobre economía sin tecnicismos, aunque la mayoría en inglés.

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domingo, 1 de julio de 2007

Hablando de economía

Este cuaderno de bitácora es una excusa para practicar la escritura, para pensar en economía sin detalles técnicos que a veces oscurecen lo esencial del argumento y para discutir con mis estudiantes —si ellos quieren— cuestiones relacionadas con la economía en un sentido muy general; desde cosas relacionadas con el curso hasta la última noticia del periódico.

Hablar de economía en un blog es un experimento interesante porque impone una doble disciplina: por una parte, no se pueden usar muchas matemáticas; por otra parte, escribir para la web siempre supone un ejercicio de concisión: nadie lee párrafos interminables en la pantalla. No es que crea que se puede hacer economía sin matemáticas. Sin embargo, que las matemáticas —e incluyo en ellas a la estadística— sean imprescindibles para hacer economía no significa que lo sean para debatir sobre economía.

Fábrica de tractores en Stalingrado
A mis estudiantes, y a cualquiera que se le ocurra leer este blog, les invito a enviarme todos los comentarios que se les ocurran; desde preguntas sobre política económica hasta cuestiones relacionadas con el curso pasando por sugerencias para el glosario.

Para los que se pregunten qué tiene que ver el martini con la economía, una pista aquí.