miércoles, 17 de octubre de 2007

Chimpancés racionales

Un divertido artículo reciente (1) llega a la conclusión de que los chimpancés, al contrario que los humanos, son económicamente racionales.

Varias críticas comunes a la economía moderna se ceban en la hipótesis de racionalidad. Ésta, sin embargo, apenas establece que, ante dos alternativas, un agente económico elegirá la que prefiera de ambas. Parece muy razonable pero, entonces, ¿de dónde salen esas críticas furibundas? Creo que de malentendidos, y hay dos que son muy comunes.

El primer error consiste en confundir racionalidad con egoísmo, pero no hay nada en la descripción de más arriba que indique que el agente sea egoísta. Las revistas de economía están llenas de artículos que estudian cómo padres altruistas pagan los estudios a sus hijos; en la medida en que los padres aman a sus hijos, es perfectamente racional que gasten dinero en su educación.

El segundo error, menos trivial, es el que extiende al comportamiento económico paradojas del comportamiento humano que poco tienen que ver con nuestra dimensión de homo œconomicus.

En el juego del ultimátum dos individuos tienen que repartirse 100 euros. El individuo A propone un reparto al individuo B y éste, a su vez, decide si lo acepta o no. Si lo acepta, se ejecuta el reparto propuesto; si lo rechaza, ambos reciben cero. En experimentos se ha probado que B tiende a rechazar repartos que percibe como desiguales: cuando A le propone menos de 20 euros, B suele rechazar el reparto —perdiéndolo todo— antes que aceptar un reparto que considera injusto.

Esto se interpreta como una irracionalidad porque B prefiere cero a 20 euros. Los chimpancés, por el contrario, enfrentados a un juego parecido con comida, parecen ser racionales porque aceptan repartos muy desiguales: si el mono A se queda con 99 caramelos y ofrece sólo uno a B, éste aceptará porque algo es algo.

El artículo es interesante en la medida en que destaca una característica humana que no parece encontrarse en los simios que más se parecen a nosotros. En realidad, que los monos sean racionales es bastante razonable; la trampa está en concluir que los humanos no lo somos cuando tomamos decisiones económicas. El error reside en la interpretación de unos experimentos que se realizan con cantidades insignificantes, mientras que nuestras teorías están concebidas para analizar decisiones de un cierto calibre: como si nos gastamos 2.500 ó 250.000 euros en la matrícula del colegio de la niña.

El lector puede imaginar este escenario: tenemos 100 millones de euros y yo le propongo un reparto extremadamente desigual: me quedo con 99 millones y ofrezco al lector un millón.

¿Lo rechazaría?

Mi impresión es que, cuando se trata de la pela, tenemos cierta tendencia a comportarnos como orangutanes; no me parece tan raro, y menos aún moralmente escandaloso.

(1) Keith Jensen, Josep Call and Michael Tomasello (2007) “Chimpanzees Are Rational Maximizers in an Ultimatum Game,” Science, 318(5847), 107-109 [en línea].

4 comentarios:

Santiago Campelos Fernández dijo...

La “Teoría Ricardiana del Valor” nos dice que el valor de los bienes y servicios está determinado por la cantidad de trabajo aportado en ese bien o servicio. Por ejemplo, como un licenciado en economía tuvo que trabajar más para ser lo que es, eso implica que debe cobrar más que un fontanero. Esto es lo que piensa la gente de a pie.
Pero los economistas nos guiamos por la “Regla de Decisión Racional”. El ser humano es totalmente racional, por eso siempre analizará los COSTES y BENEFICIOS de hacer algo antes de tomar una decisión.
En su artículo Chimpancés racionales usted argumenta que el ser humano actuará de una forma u otra dependiendo de las cantidades que estén en juego a la hora de tomar la decisión. Aunque en la mayoría de los casos esto se cumple, el problema está mal enfocado.
En lo que nos tenemos que centrar es en los COSTES y BENEFICIOS. Un individuo tomará una decisión en función de si los BENEFICIOS > COSTES o viceversa.
Centrándonos en el caso planteado por usted (juego del ultimátum) el individuo B no rechaza el reparto porque la cantidad sea inferior a los 20 €, sino que hay que enfocar el problema de otra forma: B rechaza una cantidad inferior a los 20€ porque los BENEFICIOS que recibe son inferiores a los COSTES (BENEFICIO= 20€; COSTES= humillación). B considera que la humillación (desprecio) vale más de 20€ (COSTES> BENEFICIOS), por eso rechaza la oferta de A.
¿Por qué unos determinados padres pagan la Universidad a sus hijos? Porque los BENEFICIOS que reciben (satisfacción de ver a un hijo bien posicionado en la sociedad, con un futuro prometedor, haber cumplido como padres a la hora de educar a los hijos…) son mayores que los COSTES (pago de la Universidad) para esos padres en concreto.
Los chimpancés en determinadas situaciones se comportan racionalmente (obtención de comida, por ejemplo). Pero se comportan así por su instinto de supervivencia. En otras situaciones no se comportan racionalmente (como cuando pelean entre ellos sin razón). Por eso no son racionales.
Con esta explicación llegamos a la misma conclusión, pero enfocando el problema desde la “Regla de Decisión Racional”. Usted enfoca mal el problema.

Christophe dijo...

Desde mi punto de vista las críticas sobre la hipótesis de racionalidad no son ciertas.
Como usted dice confundir racionalidad y egoísmo es un error. Lo único que dice la hipótesis de racionalidad es que el individuo elige la opción que prefiere, es decir, yo puedo gastarme los 5 Euros que llevo en el bolsillo en un cubata o dárselos a una ONG, simplemente elegiré la opción que más satisfacción me reporte en ese momento. El hecho de que la mayoría de las personas sean egoístas y prefieran el cubata no tiene nada que ver con el principio de racionalidad.
En cuanto al juego del ultimátum hay que tener en cuenta que los seres humanos al tomar decisiones no sólo consideran sus beneficios, sino también los costes. El hecho de que un individuo no acepte una propuesta que considera injusta no se debe a que no sea racional sino al hecho de que pesará más su orgullo, la humillación, el querer castigar a un jugador que considera egoísta,…todos ellos componentes emocionales o de valoración ética que un chimpancé no tiene en cuenta. Por lo tanto creo que sí somos racionales pero lo que nos diferencia es el hecho de que tenemos en cuenta muchos factores diferentes y a los que damos mayor o menor importancia. De hecho los resultados de este experimento son muy diferentes en distintas culturas, etnias, religiones,… y esto no creo que se deba a que genéticamente algunas personas son racionales y otras no, sino a que según nuestros conocimientos, información, educación, principios, valores,…tendremos en cuenta algunos factores, o no, y con más o menos peso.

Elsene dijo...

Good point. En realidad el error que cometen estos tipos es doble. No sólo olvidan que los experimentos con humanos se hacen con cantidades poco serias sino que obvian la posibilidad de que los agentes tengan una preferencia por la equidad que sería lo que nos diferenciaría de los chimpancés, y no la irracionalidad.

Elsene dijo...

Por cierto, ¿qué tiene que ver la Teoría Ricardiana del Valor con todo esto?