lunes, 21 de enero de 2008

Economía, prensa y debate público

Si la política es la manera de conducir un asunto para alcanzar un fin determinado, para hacer política deberemos conocer antes cómo funciona el asunto en cuestión. Pues el análisis está para eso: para comprender. Este principio general, por otra parte de sentido común, aplica naturalmente a la economía.


Política (l. politicus;<- gr. politikós) 1 f. Ciencia y arte de gobernar, que trata de la organización y administración de un estado en sus asuntos interiores y exteriores. 2 p. ext. Manera de conducir un asunto para alcanzar un fin determinado.

Análisis (gr. análysis, de analyo, desatar) 1 m. Distinción y separación de las partes de un todo hasta llegar a conocer los principios o elementos de éste.

La política económica es la manera de conducir la economía —por ejemplo, reducir el tipo de interés en tiempo de recesión— para alcanzar un fin determinado —en este caso estimular la inversión y en última instancia el crecimiento reduciendo el desempleo. El proceso de decidir qué política económica ejecutar comprende no solo el conocimiento del funcionamiento de la economía sino también un conjunto de principios éticos que guían la elección de los fines. El análisis económico pretender conocer la maquinaria económica y se alía con los principios éticos para dar lugar a la economía política: el debate riguroso en el que los fines, claramente expuestos, se evalúan simultáneamente a los medios, cuyos efectos se conocen debidamente.

La cosa parece evidente, y no es que lo hayamos descubierto recientemente. Krugman (1) cita al mismísimo Keynes: “Nos hemos metido en un lío colosal, después de habernos equivocado en el control de una delicada máquina cuyo funcionamiento no entendemos”, y añade Krugman: “Lo que verdaderamente escaseaba en su mundo, y en el nuestro, no eran recursos, ni siquiera virtudes, sino comprensión”.

El debate económico en prensa en España es de un nivel bastante bajo. Entiendo que uno de los motivos hay que buscarlo en los colaboradores habituales de los principales periódicos españoles, que carecen de una formación muy sólida cuando no son, directamente, amateurs.

La economía tiene un fuerte impacto en la política, y por ende en nuestras vidas. Pero la necesidad de un debate público, imprescindible en cualquier sociedad democrática, no debería constituir un argumento para rebajar el nivel del debate de política económica, como algún célebre periodista parece que pretende. Schumpeter apuntaba (2), a propósito de este asunto: “La economía no puede ser la única, entre todas las ramas del conocimiento humano, que se limite exclusivamente a aquello que el profano puede entender con facilidad”.

¿Significa esto que sólo los economistas pueden participar en el debate sobre la política económica?

Es evidente que no. Pero es que la cuestión no es esa sino a quién se debería dar acceso a ciertas tribunas. Desde luego yo no me siento con capacidad para pontificar regularmente en prensa sobre bioética, por mucho que tenga mis opiniones sobre el tema como cualquier otro ciudadano. Lo que habrá que preguntarse entonces es cuáles son los criterios que maneja la prensa a la hora de seleccionar a sus colaboradores cuando se trata de economía.

(1) Krugman, Paul R. (1999) The Return of Depression Economics. W.W. Norton & Company. Traducido al castellano: Paul R. Krugman (2000) El retorno de la economía de la depresión. Madrid: Crítica.

(2) Schumpeter, Joseph A. (1951) Ten Great Economists: From Marx to Keynes. Oxford: Oxford University Press. Traducido al castellano: Joseph A. Schumpeter (1997) Diez grandes economistas: de Marx a Keynes. Madrid: Alianza Editorial.

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