miércoles, 3 de octubre de 2007

Renta Universal

La Renta Universal ha llegado por primera vez al parlamento. Pese a las reacciones —un poco exageradas; algún diputado ha llegado a hablar de “propuesta diabólica”—, no es una idea tan tonta (algunas respuestas aquí).

El objetivo de la Renta Universal es erradicar la pobreza pagando un subsidio incondicional a todos los ciudadanos mayores de edad por el mero hecho de serlo; un subsidio calculado para que cubra las necesidades más básicas del ciudadano como vivienda y comida. Una de las defensas más elocuentes de la Renta Universal es la de Philippe Van Parijs en un librito (1) del Boston Review que aparece resumido aquí.

Yo soy un poco escéptico; tengo la impresión de que sus defensores se dejan llevar por la pasión más que por el análisis y tienden a subestimar los efectos negativos de esta política.

La oferta de trabajo—Sabemos, por ejemplo, que una vez tomada la decisión de trabajar, el número de horas que trabajamos no depende mucho del salario mientras que sí depende de las rentas no laborales que recibamos. Pensar que una Renta Básica no va a afectar sensiblemente a la oferta de trabajo parece más bien wishful thinking. Reducirá el número de horas que la gente trabaja y llevará a muchos a no trabajar en absoluto. ¿A cuántos? Esa es la pregunta del millón y donde está el peligro de esta propuesta.

Inmigración—Un tema que se soslaya con frecuencia es la cuestión de la inmigración. Nunca he creido en el “efecto llamada” de las regularizaciones pero conceder una Renta Básica sólo en base a la ciudadanía formará colas de decenas de miles en nuestros consulados. Se podría limitar el acceso en base al número de años de residencia o cualquier otro criterio similar pero sólo conseguiríamos crear una sociedad dual donde unos están superprotegidos y otros se buscan la vida como siempre.

¿Cuál es el objetivo?—Finalmente, los defensores de la Renta Básica, al menos implícitamente, confunden felicidad con dignidad. El estado no puede hacer felices a los ciudadanos. Los psicólogos nos explican cómo las personas absorben y acaban por asumir como normales regalos como el que representa la Renta Básica. Si el objetivo es asegurar una existencia digna a los ciudadanos, que es otra cosa y muy distinta, se puede perseguir por medios más tradicionales como los seguros de salud públicos, un sistema de pensiones decente, etc.

Así y todo, la idea es provocativa y vale la pena reflexionar sobre ella. Los que tengan curiosidad, pueden echar un vistazo a la página www.redrentabasica.org o al libro de Van Parijs.

(1) Philippe Van Parijs, What's Wrong with a Free Lunch?, Beacon Press, 2005.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La renta básica, una soberana estúpidez sólo propia de la izquierda.

Bastante de acuerdo con su argumento, excepto en lo de "vale la pena reflexionar sobre ella".

Desde luego, lo único que causaría esta "renta" sería la desincentivación al trabajo, el abandono de la productividad, el empeoramiento de cualquier servicio público, y la instauración de una profunda demagogía en aquellos partidos que gustasen de este tipo de medidas (y si no, mire a Venezuela).

Al final todo argumento se resume en un ¿para qué voy a trabajar o a hacer nada si el gobierno me va a pagar de todas formas?

Además de la desfachatez de que unos mantengan a otros.

Una medida más para frenar el crecimiento económico.