martes, 29 de enero de 2008

Regulación y crisis financieras

Los viejos profesores, como los rockeros, nunca mueren, y para muestra Paul Samuelson que vuelve con un lúcido análisis de las últimas turbulencias financieras.

Un mito persistente es el del “libre mercado”, como si tal cosa, caida del cielo, virginal, existiese. Los mercados son instituciones que surjen de la regulación —por ejemplo, está prohibida la compra-venta de niños— así que por definición no son libres. De hecho se puede decir sin temor a exagerar que el único motivo por el que los mercados funcionan es porque están regulados —de otro modo pocos se animarían a depositar su dinero en un banco.

Pero entonces, ¿por qué olvidamos con tanta frecuencia la importancia de la regulación?, ¿por qué se permitió que las opciones sobre acciones no pareciesen en la contabilidad de las sociedades anónimas?, ¿por qué no se reguló adecuadamente la contabilidad de los activos derivados de hipotecas de alto riesgo?

Stiglitz tiene algunas de las respuestas en un libro apasionante (1) sobre cómo se hace política económica, memorias de su paso por el Council of Economic Advisors del Bill Clinton.

(1) Joseph E. Stiglitz, The Roaring Nineties, W.W. Norton, 2003. Traducido como: Los felices noventa, Ariel, 2004.

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